Seguro
que has oído hablar de animales como los dinosaurios
o los mamuts.
Sin embargo, no hay ningún dinosaurio ni ningún mamut vivo. Entonces, ¿cómo
sabemos que han existido? ¿Y cómo hemos conocido su tamaño, lo que comían o
cómo vivían? Lo hemos averiguado gracias a los fósiles, que son restos de seres
vivos que aparecen petrificados en una roca. También se consideran fósiles los
huesos o las huellas pertenecientes a seres vivos que ya se han extinguido, así
como los restos de animales conservados en ámbar o en hielo. Incluso se han
descubierto huesos de dinosaurio fosilizados. La ciencia que se encarga de
analizar los restos fósiles se llama Paleontología.
¿QUÉ NOS DICEN LOS FÓSILES?
Los
fósiles nos proporcionan mucha información:
- Los fósiles nos hablan de la historia de la
Tierra. Sirven para conocer la edad de una roca,
analizando a qué animal o planta corresponde el fósil. También permiten
saber cómo estaban distribuidos los continentes en nuestro planeta hace
millones de años, pues hemos encontrado fósiles de la misma especie en
distintos continentes.
- Los fósiles nos hablan de seres vivos que han
habitado en la Tierra. En la actualidad no hay mamuts o dinosaurios
vivos. Sin embargo, sabemos que habitaron en la Tierra porque hemos
encontrado restos de huesos o huellas en las rocas. Los fósiles nos
informan sobre los seres vivos que han existido en nuestro planeta. Muchos
son muy antiguos; se han encontrado fósiles de unos animales llamados trilobites,
que vivieron hace 500 millones de años. Estudiando los fósiles se puede
conocer en qué época vivió un ser vivo, su tamaño o cómo se desplazaba.
Los
fósiles son la mayor fuente de información sobre los seres vivos que han
existido en la Tierra y que se han extinguido. Gracias a ellos hemos podido
reconstruir, por ejemplo, el esqueleto de muchos tipos de dinosaurios o de
otros animales.
Además,
los fósiles nos informan sobre cómo han evolucionado los animales y las
plantas. Por ejemplo, se han encontrado fósiles que indican que las aves
actuales han evolucionado ¡a partir de algunos tipos de dinosaurios!
También
se han encontrado fósiles que pertenecen a los antepasados de los seres humanos
(homínidos).
Así se ha podido reconstruir el aspecto que tenían los hombres hace
miles o millones de años. Sabemos, por ejemplo, que la capacidad del cráneo ha
ido aumentando, lo que ha permitido un cerebro más desarrollado y una
inteligencia mayor. Los fósiles humanos también nos informan sobre cómo se
desplazaban nuestros antepasados y cómo ha evolucionado nuestra especie hasta
adoptar el tamaño y el comportamiento actuales. Los fósiles de homínidos más
antiguos se han encontrado en África, y tienen entre 6 y 2 millones de años de
antigüedad.
¿CÓMO SE FORMA UN FÓSIL?
Si
aprietas un bloque de plastilina con una moneda, su dibujo se grabará. Luego,
mirando la imagen que ha quedado marcada sobre la plastilina, podemos
identificar la moneda utilizada. Algo parecido ocurre cuando se forman muchos
fósiles. En este caso, la forma de los huesos o el caparazón de un animal, o la
del tronco de una planta, se queda grabada en la roca.
Los
fósiles se forman cuando se entierran los restos de un animal o una planta. Aparecen
siempre en rocas
sedimentarias. Los sedimentos entierran los restos del animal o la
planta, que se convierten en roca. Luego, debido a la erosión y al movimiento
de las rocas, estos restos pueden emerger hasta la superficie, donde existe la
posibilidad de que sean descubiertos por científicos. Como en el fondo marino
los restos se entierran mucho antes que en tierra firme, los fósiles de
animales marinos son mucho más abundantes que los fósiles de animales
terrestres.
Sin
embargo, no todos los animales dejan fósiles. Normalmente, solo fosilizan las
partes duras: el esqueleto, el caparazón, etc. Por tanto, hay muchos animales y
plantas extinguidos de los que jamás sabremos nada.
Pero,
aunque hay fósiles distribuidos por todo el planeta, encontrarlos no es fácil.
A menudo aparecen enterrados, y las tareas para identificarlos y analizarlos
son delicadas. Además, resulta muy difícil reconstruir el esqueleto de un
animal a partir de los restos de huesos recogidos dispersos por el suelo. Sin
embargo, como los fósiles nos enseñan muchas cosas sobre la vida de los
animales y las plantas ya extinguidos, el esfuerzo merece la pena.
AUTORA: DANNY
LUZ MARTÍNEZ SEVERICHE
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